Se llama encuadernación a la acción de coser, pegar, grapar o fijar varios pliegos o cuadernos, generalmente de papel, y ponerles cubiertas con la finalidad de conseguir durabilidad.

Existen diversos tipos de encuadernación. Antes de decidir cuál de ellos se va a emplear en el producto que deseamos imprimir, debemos valorar, fundamentalmente, el tipo de producto que ha de encuadernarse. Por regla general será ése el dato que determine la técnica que va a utilizarse.

Las más habituales son las siguientes:

  • Rústica.
  • Térmica.
  • Cartoné.
  • En piel
  • Es espiral.
  • Alzada.
  • Acaballada.
  • Con taladro

Aparte de estos tipos (que son los más comunes), también existe la llamada encuadernación holandesa, a la que le dedicamos, por no ser de las habituales, un artículo aparte.

En este post, por el moemento, vamos a explicarte las características principales de cada uno de los más habituales tipos de encuadernado.

Rústica

Recibe el nombre de encuadernación rústica la popularmente conocida “de tapa blanda“. Hablamos de este formato cuando un libro es cosido o encolado y, posteriormente, forrado con una cubierta de cartón no rígida que va pegada al lomo.

Esta forma es la más habitual en ediciones económicas y populares.

Habitualmente, el tipo de papel que se ha empleado para imprimir el libro que es encuadernado así es un papel de baja calidad. Para hacerse una idea: esta técnica se usa, por ejemplo, en las ediciones de bolsillo.

Dentro de la modalidad rústica encontramos tres subtipos:

  • La rústica fresada o encolado a la americana. Se suele emplear para productos a los que se les exige una vida útil no demasiado prolongada. Se hace un taco con las hojas que forman la revista, se alzan en orden, se fresa el lomo, se encola y se pega la cubierta. Ésta, entre todas, es la forma más económica de encuadernar libros.
  • Rústica PUR. El proceso es el mismo que el de la rústica fresada, pero la cola utilizada es distinta. Este tipo de cola sujeta con más firmeza las hojas y consigue una mayor resistencia y duración de la revista.
  • Rústica cosida. Aquí, los pliegos se cosen. Una vez cosidos, se aplica cola caliente para unirlos a la portada. Esta técnica es la que ofrece la mayor resistencia y calidad dentro de este grupo.

Térmica

El térmico es un tipo de encuadernado orientado, preferiblemente, al uso doméstico.

Esta técnica se realiza mediante el uso de unos consumibles preengomados y unas encuadernadoras térmicas.

Los consumibles a los que nos referimos son una especie de carpetillas. En ellas se insertan las hojas que se van a encuadernar. Cuando se han colocado ahí, se lleva a la encuadernadora.

La encuadernadora aplica entonces la dosis conveniente de calor y, al hacerlo, hace que la carpetilla se adhiera a las hojas.

El límite de número de páginas de este tipo de encuadernado ronda las 300 hojas.

Cartoné

La encuadernación cartoné es la popularmente conocida como “de tapa dura“. En este formato el libro, cosido o engomado, es cubierto con una hoja de cartón rígido que es pegado al lomo.

En la parte de la portada y de la contraportada, los planos interiores de la cubierta son de papel.

La parte interior del lomo, por su parte, es habitualmente de tela, aunque también puede ser de papel.

En piel

Este formato podría ser llamado, también, encuadernación artesanal, pues para ser llevada a término precisa de la aplicación de una técnica depurada.

Mediante la aplicación de esta técnica, la piel de vaca, cabra o de otro animal, se convierte en una artística cubierta para un libro.

El carácter artesanal de esta modalidad hace que sea inviable industrialmente y que se reserve para satisfacer gustos muy personales.

La escasa existencia de talleres especializados en este tipo de encuadernado y el proceso artesanal del mismo elevan de manera importante su coste.

En espiral

Llamado también “de canutillo”, este es un método muy económico. Las hojas se colocan formando bloques, se realiza una fila de orificios en el lado del lomo y se pasa una espiral de alambre o plástico por los agujeros.

El plástico puede ser de muchos colores, aunque lo más habitual es que se use el blanco y el negro. En el caso del espiral metálico, los más populares son los dorados, plateados y bronces.

Una vez pasado por ahí el canutillo, se realiza un cierre en espiral sobre sí mismo. Lo que se consigue con eso es una mayor seguridad y que el encuadernado no se deteriore al ir girando las hojas.

Este tipo de encuadernado es el que suele utilizarse en los cuadernos y en otros productos, como los catálogos, que están destinados a ser usados a diario y por mucho tiempo.

Alzada, acaballada o con taladro

En la encuadernación alzada, todas las páginas se montan una sobre otra. Así, se forma la revista, el cuadernillo o el pliego que formará parte del libro. Habitualmente, estos cuadernillos o pliegos van cosidos con alambres o abrochados.

El alzado de los cuadernillos puede realizarse manualmente o mediante el uso de la alzadora.

Una vez alzados, los pliegos son grapados por el borde. Este grapado puede realizarse de dos maneras: mediante el uso de una grapa normal o mediante una grapa Omega (Ω). Si se utiliza el primer sistema, un hilo de alambre pasa por los cuadernillos antes de cortarse. Si se utiliza el segundo, el objetivo fundamental es poder incorporar el cuadernillo, pliego o revista a una carpeta de anillas.

Por su parte, en la acaballada o abrochada, cada pliego se abre por la mitad y se coloca encima del anterior. Cuando están todos los pliegos convenientemente colocados, se grapan por el lomo.

Esta modalidad es la que suele utilizarse en las revistas y magazines y acostumbra a tolerar un número de páginas que no suelen exceder de 64.

Finalmente, el realizado con taladro es un tipo de encuadernado que se basa en la perforación vertical del lomo con brocas delgadas y siguiendo una secuencia uniforme para su posterior cosido vertical.

Este cosido suele efectuarse con nylon. Gracias a ello se consigue una mayor durabilidad. Empleando este sistema, se evita que el libro se deshoje o quiebre al abrirlo.