En la actualidad, en los tiempos del imperio de internet, no son pocas las personas que se preguntan si hay libros en la universidad. ¿Qué podemos decirles a esas personas? Que, ciertamente, la presencia del objeto libro en muchos estudios, grados y carreras es prácticamente anecdótica. O lo es, al menos, en su formato más tradicional.
Todos los que han cursado una carrera universitaria saben que la universidad ha sido tradicionalmente el reino de los apuntes. Así como los libros estaban bastante presentes en los estudios inferiores, llegados a las aulas de las facultades perdían una parte importante de su protagonismo. Esa pérdida de protagonismo se ha hecho aún más acusada.
Éste es el tiempo de las tablets, los e-readers y el WWW. Del mismo modo que el consumo cultural no depende en muchas ocasiones de los ejemplares físicos, pues se desarrolla ahora en redes digitales y en plataformas, también el estudio y el aprendizaje universitario giran en gran medida alrededor del bit y de la búsqueda por internet.
Ya no se recurre a las enciclopedias en busca de conocimientos o de un dato en concreto como se recurría no hace tanto. Aquellos “tochos” rebosantes de saber y cargados de prestigio parecen haber pasado a mejor vida. Los ha vencido la rapidez, la instantaneidad y todo lo que ofrecen con un simple clic buscadores como Google.
Las universidades, pues, funcionan de un modo muy distinto a como lo hacían apenas hace tres décadas. Las fotocopias de libros impresos parecen cosas del Pleistoceno. Lo que se acaba imponiendo es la búsqueda de información por internet. Por eso hasta las bibliotecas universitarias han tenido que cambiar su modo de funcionar.
Biblioteca universitaria: ¿hay libros en la universidad?
Las universidades, adaptándose a los tiempos, han impulsado un nuevo concepto de biblioteca. Las bibliotecas han incorporado a sus sistemas y rutinas de funcionamiento las distintas tecnologías. Ello era absolutamente necesario para adaptarse a los nuevos modelos de aprendizaje.
Al igual que siempre, pero ahora con una flexibilidad mayor y una mejor adaptación a las características personales de cada alumno, la biblioteca universitaria es un elemento clave del sistema de enseñanza.
Ahora, sin embargo, es difícil contemplar en las bibliotecas de las universidades la imagen siempre sugerente de adorables sugar babies con algún libro y la carpeta apoyada sobre el pecho.
Los diferentes contenidos (libros especializados, artículos de revistas, blogs, colaboraciones en la prensa…) están al alcance de los estudiantes para que éstos los consulten bien sea en un dispositivo electrónico dedicado como es un e-reader, bien en otro tipo de dispositivos no dedicados como pueden ser los ordenadores de sobremesa, los portátiles, los móviles, las tabletas, etc.
Para que esto sea posible, las bibliotecas ha diseñado plataformas que permiten ofrecer sus productos digitales online. En este entorno, sin duda, el libro electrónico está llamado a ocupar en buena medida el espacio capital que antes ocupaban los libros de papel en el proceso de formación de los universitarios.
Ventajas del ebook sobre el libro tradicional
Más allá del valor fetichista que puede tener el objeto libro, el ebook presenta frente a él una serie de ventajas innegables. Entre dichas ventajas podemos destacar las siguientes:
- No pesan ni ocupan espacio físico. Esto es tan beneficioso para los estudiantes como para las bibliotecas, que no necesitan tanto espacio de almacenamiento para tener un gran fondo de contenidos.
- No se estropean. Con los libros electrónicos no hay que preocuparse de qué tipo de encuadernación será la más óptima para garantizar la durabilidad del objeto.
- La producción del ebook respeta el medio ambiente. Aunque los procesos de fabricación del papel intentan, cada vez más, perjudicar lo menos posible al medio ambiente, siempre serán más agresivos que los de la creación de los libros digitales.
- Las ediciones no se agotan.
- El usuario/lector puede realizar anotaciones y subrayados sin dañar al objeto libro.
- El ebook es accesible en cualquier momento y lugar.
- Permite actualizaciones, correcciones e incorporación de nueva información de una forma rápida y sencilla.
- El lector puede adaptar el tipo de letra a su gusto.
- Se puede entregar, con un solo clic, en cualquier lugar del mundo en el que exista conexión a internet.
Además tenemos que recordar que el precio de los libros son muy caros y muchos estudiantes para costearse este material deben realizar diferentes trabajos o incluso buscar alguien que le ayude económicamente para poderse concentrar en sus estudios, como es el caso de la sugar babies.
Desventajas del libro electrónico frente al tradicional
Sin duda, las ventajas del libro electrónico frente al tradicional de papel son muchas, pero desde el mundo de la imprenta y la impresión (y también desde el universo de los románticos más tradicionales de la lectura, esos a los que les apasiona el tacto y el olor del papel) se han resaltado una serie de desventajas del ebook. Entre ellas destacaremos las siguientes:
- Los ebooks no tienen numeración de página. El número de ellas depende del tamaño de letra escogido por el lector para proceder a su lectura. Esto hace que sea complicado realizar citas, lo que plantea un serio problema para los investigadores.
- Cansan más la vista pese al uso, en algunos modelos de ellos, de la llamada tinta electrónica.
- Diversidad de formatos. Pese a que parece que al final va imponiéndose el modelo Epub, perviven todavía una serie de formatos como el azw de Amazon, el lit de Microsoft LIT (lit) o el lrf de Sony Media, por citar solo unos cuantos.
- Son más fáciles de piratear. Por ese motivo, muchos autores y editores siguen prefiriendo el libro impreso.
Todas estas desventajas, sin embargo, no impiden que, en el ámbito universitario, el libro tradicional vaya perdiendo esa poderosa presencia que tenía antes. De hecho hay estudios realizados y estadísticas que hablan de cómo año tras año se incrementan los recursos electrónicos en línea y desciende, en las bibliotecas universitarias, el préstamo de libros impresos.